Qué Pasa
Mis conversaciones con Pepo y
la
historia de cómo se hizo dibujante
Miguel Ortiz
Dibujante de Condorito
MAR 6 AGO 2019 | 03:47 PM
Miguel Ortiz, uno de los primeros
dibujantes de Condorito, reconstruye de sus propias conversaciones
con Pepo, cómo terminó dándole vida a la historieta.
Al poco tiempo de estar trabajando en
la revista Condorito, Pepo me llamó y me dijo: “Te invito a
caminar unas cuadras y a tomar un rico chocolate con pasteles que hay
en un lugar cercano al otro lado del Mapocho”. “Ok” le dije, y
salimos a dar el paseo que Pepo hacia normalmente tipo 16 horas.
En el trayecto me explicó que con el
tiempo las piernas se atrofian debido al tiempo que llevas sentado.
“Normalmente a esta rutina me acompaña Nato (Renato Andrade)”.
Fue en estas caminatas, donde me contó
cómo se hizo dibujante.
Pepo, René Ríos Boettiger, nació en
Concepción, el 15 de diciembre de 1911. Estudió tres años
Medicina, estudios que abandonó por su interés por el cómic.
Llegamos al café, era una casa vieja estilo alemán atendida por sus
dueños, un matrimonio de ancianos alemanes, que estaban solos, pero
el chocolate y los pasteles los preparaban muy bien.
Fue en uno de esos paseos, que Pepo nos
contaba a Ric, Ricardo González, y a mí, que el sueño de su padre
era que fuera médico igual que él.
Una de las cosas que él hizo, como
travesura, era ver cómo su padre atendía a sus pacientes: para ello
se escondía tras las cortinas que cubrían de pared a pared el
estudio que su padre tenía en casa. Después jugaba con sus
amiguitos al doctor.
Su interés por el dibujo lo tuvo a muy
temprana edad. El papá lo veía como una en-tretención momentánea,
ya que el soñaba en verlo como médico, pero indirectamente le
fomentaba el vicio. Así se suscribió a la revista Topaze, revista
satírica con contenido político, y la dejaba en lugares visibles
para que el joven Pepo la viera.
En una oportunidad, cuando faltaba como
un mes para su cumpleaños, el papá lo llamó y le dijo: “Hijo,
quiero celebrar tu cumpleaños en grande. Invita a tus amiguitos del
barrio y a todo tu curso a la mejor confitería de Concepción”.
Pepo llevó a los muchachos a la confitería que le indicó su papá
y cuando llegó al lugar, dice que los amiguitos lo recibieron con un
gran aplauso. Su padre había enviado a enmarcar como 40 dibujos
suyos, a él se le entró el habla, se sintió tan emocionado que
visitó varias veces la exposición, luego abrazó a su papá. Fue un
regalo inolvidable, tenía 11 años, ya publicaba dibujos en el sur
de Concepción.
En otra oportunidad pensó hacer una
revista, la hizo en el formato de la revista Topaze, pero la mantenía
guardada. Al año siguiente se le perdió la carpeta en la que tenía
los originales de su revista. Me contó que se sintió furioso,
porque pensó que le serviría más adelante como muestra.
Nuevamente, el cumpleaños siguiente fue con sus amigos en la misma
confitería pero la exposición no estaba. Cuando tomaba once, un
mensajero interrumpió y preguntó por Pepo, esta vez la emoción fue
muy superior a la anterior: el paquete que le entregó el mensajero
fue mejor que los cuadros, esta vez eran 100 ejemplares de su
revista. Ahora tenía 12 años.
Más adelante, Pepo, entró a estudiar
Medicina, por su habilidad era el encargado del diario mural de la
facultad, el que llenaba de caricaturas. Un día los amigos de la
escuela de medicina le dijeron que ¿por qué no llevaba sus dibujos a
la revista Topaze?
Pepo preparó un portafolio y lo llevó
a Zig Zag, se presentó al director de Topaze, Jorge Delano (Coke),
que al ver los dibujos le dijo: “Si te quedas ahora aquí, te
contrato”. Pepo se quedó, el cómic era su camino, sus padres
vinieron a Santiago a verlo, el encuentro fue muy emotivo, Pepo
abrazó a su padre y le dijo: “Lo intenté”. “Siempre lo supe
hijo, trata de ser el mejor”.
En 1942 sucede un acontecimiento muy
importante para los dibujantes chilenos y público en general: llega
a Chile Walt Disney en persona, en una gira de buena voluntad, que
hizo por México, Brasil, Argentina y Chile, no entraré en detalle
sobre el objetivo de la gira pero tuvo una amplia repercusión en
Chile ya que el había estrenado con mucho éxito la película:
Blanca Nieves y los 7 enanitos.
La Embajada de los Estados Unidos le
pidió a Jorge Delano (Coke) que hiciera de anfitrión, ya que, él
tenía doble nacionalidad chileno-norteamericana: su tío era
Franklin Delano Roosevelt.
El tema es que Disney invitó a todos
los dibujantes de esa época a la premier de Los Tres Caballeros,
que traía un corto al final que se llamaba Saludos a Chile.
Antes de que terminara la película,
Pepo abandonó muy molesto la sala porque el personaje que
representaba a Chile era un pequeño avioncito que cruza la
cordillera desde Mendoza con una carta dirigida a Coke. El avión se
llamaba Pedrito. Pepo decía que aquí no se fabrican aviones por eso
un día se encerró en su estudio y creo lo que es hoy “un segundo
símbolo patrio”.
Pepo nos contaba que tuvo varios años
archivada la carpeta con Condorito, hasta que un día lo llama Felix
López, director de Don Fausto, para encomendarle una página de
chistes para una revista que estaba a punto de lanzarse. Se llamaba
Okey. Le dijo, Pepo así vio la oportunidad de lanzar a Condorito,
personaje que al principio tenía más traza de ave, pero que con el
tiempo se fue humanizando.
Han pasado muchos años. Siempre
recordaré al tipo bonachón y buen amigo que fue Pepo y que además
me puso a trabajar en el cómic, lo que siempre me ha gustado.